Factores de calidad, de la Fábrica a la Escuela

FACTORES DE LA CALIDAD ACOMODADOS DE LA FABRICA A LA ESCUELA 

Cuando se indaga por el tipo de calidad que proponen las políticas educativas del continente, todos los elementos que se analizan confluyen en el concepto de calidad asumido como el acercamiento ideal de los detalles que constituyen un objeto que sirve como patrón o modelo cuyos componentes constitutivos deben ser alcanzados por aquellos objetos que guardan semejanza con este objeto patrón (Estrada, 2005). 

Desde esta óptica, se construye el concepto de calidad educativa como un concepto objetivo, uniforme. Se asume que la educación es un objeto tangible que se puede apreciar y calificar como un producto terminado y que esta calificación debe alcanzar los estándares propuestos por las políticas, que hacen el papel del modelo a alcanzar. De esta manera se evalúa el proceso educativo como un servicio que puede ser revisado y cuyos componentes se pueden reducir a la calificación mediante una cifra que dé cuenta del proceso en los resultados finales de la observación (Mc Cormic y James 1996, p.22). 
La educación se controla y supervisa por la vía de la objetividad. 

Es por eso que se hace necesario emprender un análisis del proceso que ha seguido la construcción del concepto de calidad educativa, las influencias que ha soportado y las últimas tendencias que ha asumido la calidad educativa y que la han llevado a convertirse en un servicio público, cuyo propósito es el de servir dentro de un contexto mercantil, con todas las características de un producto que se somete al escrutinio público y por el cual los sujetos acceden solo si se presenta como un servicio de calidad. Quien se adentra por primera vez en el contexto de la calidad en educación se siente aturdido por la cantidad de conceptos y de ideas que circundan el concepto de calidad; unos conceptos se atienen a la calidad como resultado de las evaluaciones, otras sientan sus bases en el cumplimiento de logros, en otras se diseñan estándares que deben ser logrados, y así la selección puede 
continuar indefinidamente. Pensar en esta variedad de conceptos conduce inexorablemente a contradicciones (Díaz, 2004), pues son muchos los caminos que se han transitado antes de consolidar un concepto de calidad que involucre todos los elementos que hacen parte del proceso educativo. Desde esta óptica, se plantean políticas educativas que se perfilan como la solución a todos estos inconvenientes. Sin embargo, su puesta en práctica ha dado cuenta de las falencias que encierran y de lo lejos que se encuentran de convertirse en una salida acertada a la solución de los problemas educativos. 

La premura que sugiere la ejecución de las nuevas políticas educativas que han sido sugeridas por los Organismos Multilaterales en pro de la homogenización de la educación dentro del continente y la implementación del concepto de calidad en educación ha obligado a los sistemas educativos a experimentar cambios inesperados, precipitados, amparados bajo la sombra de estas políticas (Díaz & Pacheco 2000, p.13). Como consecuencia la atención a la calidad en educación se ha convertido en el eje central de las actuales políticas educativas, las cuales proponen herramientas de seguimiento, revisión y control a los procesos educativos, resumidas en la aplicación de pruebas mediante las cuales se hace una reiterada calificación de los sistemas educativos, para que con los resultados arrojados por dichas pruebas se puedan “clasificar” las instituciones y los docentes.

Referencias:

http://www.tendenciaspedagogicas.com/Articulos/2013_21_13.pdf 

Díaz Palacios, Jose Alfredo, CALIDAD EDUCATIVA: UN ANÁLISIS SOBRE LA ACOMODACIÓN DE LOS  SISTEMAS DE GESTIÓN DE LA CALIDAD EMPRESARIAL A LA  VALORACIÓN EN EDUCACIÓN, 2013


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